"Y sonó un beso..."
Si todo fuera cuestión de magia allí estaba toda la que se necesitaba. Tras largas horas de charlas, algún café en día de lluvia o tras la excusa de conocer los rincones más recónditos de aquellas personalidades, se había forjado un misterioso lazo que los mantenía en vilo cada noche y no les daba tregua ni en la más oscura de las vigilias. Uno frente al otro. La pared fría pegada a su espalda, impedía a Andrea pensar con claridad, había imaginado tanto aquel encuentro que cualquier realidad sería ya un eco en su imaginación privilegiada. Él la miraba absorto, le temblaba el pulso aunque lo intentaba esconder y las manos no le respondían como creyó que lo harían llegado el momento. Ella suspiró y deseó con todas sus fuerzas que se cerraran todas las puertas que daban al mundanal ruido y se olvidaran las reglas en la mochila de algún viajero, así se irían lejos, quizás a miles de kilómetros de aquella habitación. De pronto sintió su aliento, que pudo reconocer, lleno